Vinimos a éste mundo por cósmico
azar, cómo confluye lo minúsculo,
indistinto a los faros del crepúsculo,
cuando, eterno, impulsa su fulgor crónico.
Dentro esotro hallarnos, milagro entrópico;
amando, aún cuando no arriben opúsculos.
Sublimas, vida, en cuánticos grupúsculos,
curva alegría del destino homónimo.
Sí; nuestra luz partirá de las córneas,
de regreso a los astros y sus órbitas,
acopiada en cien estaciones cíclicas.
Más ni el eterno sueño, ni las óseas
lagunas, ni mil maldiciones órficas
podrán con éste amor de fuentes místicas.
Muy bueno!!
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Muchas gracias, Claudia =)
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Reblogueó esto en Amanecer es de cobardesy comentado:
Aún en lo antiguo, hay cosas que merece la pena recordar.
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