Elegía del Cátaro
Del respeto que yo siempre tuviera
por madres, meigas y grandes mujeres,
abandoné yo todos mis quehaceres
por el amor a una bruja en la hoguera.
El bastón, que apoyo y fuerza me diera,
el sueño y el tiempo de los placeres
dejo en cuidado al Sol, con mis enseres
sobre una losa junto a la alta higuera.
Montaña arriba sigo la invisible
estela del astro -fausto- en que haya de arder
el alma en espiral, indirigible;
en hacerse primar por lo tangible
mundo alguno sin mi habrá de perecer,
pues el amor ha -siempre- de ser libre.
R. Cirhián
Minerve, Francia; monumento al catarismo.
INTERESANTE SONETO
Me gustaLe gusta a 2 personas
Te agradezco, pippobunorrotri, el comentario. Resulta reconfortante pensar que, pese a su tosquedad, aún así pueda resultar interesante.
Salud.
Me gustaLe gusta a 2 personas