Guardo la esperanza en lo más hondo de mi estuche
siembro sus semillas en los oídos que me escuchen
una luz que alumbre como los faros de un coche
cuando arrecia en frío soledad al caer la noche.
Amaos con locura, poco dura para siempre
si por amor venimos nada es cuestión de suerte;
siento hambres de la vida hora nada más verte
entre sábanas tenerte y a ti a besos comerme.
Llega el amor siempre a deshora
cuando crees que no lo necesitas
más algo en ti suscita el verdor de la flora;
las penas que mortifican atrás quedan en la loma.
Que amar no es ninguna broma;
es un rito a la vez que un juego
en que la esperanza asoma
besada por nuestro fuego.
Robestrébol